Olaf Scholz se someterá la próxima semana a una moción de confianza con el objetivo de perderla. Puede sonar incongruente. Pero es la única manera que el canciller alemán tiene para adelantar las elecciones legislativas, su propósito desde que el 6 de noviembre rompió la coalición tripartita que gobernaba Alemania desde 2021. Y, pese a los sondeos adversos que pronostican una victoria de su rival democristiano, Friedrich Merz, el socialdemócrata Scholz parece dispuesto a pelear por cada voto.
