El rendimiento del sector de las frutas y hortalizas supone en valor más del 70% de toda la producción vegetal y un 38% de la agraria y da empleo a más de 500.000 personas en el campo, a las que se suman la actividad en industria, manipulación y comercio. Sin embargo, pese a esas cifras, el sector se enfrenta a una serie de medidas que amenazan seriamente su competitividad, como las mayores exigencias en la reducción del uso de fitosanitarios con ajuste de rendimientos. Son requisitos mucho más duros que los que se aplican a la hora de producir en terceros países, a los que se suman los mayores costes laborales. Todo ello favorece el aumento de importaciones más baratas y aumenta las dificultades para abrir nuevos mercados vía precios.
